Hoy terminan los 365 días del 2010, un año que definitivamente marcó mi vida, especialmente por tres situaciones:
1. Empecemos con que tomé decisiones sin duda radicales... sin duda las mejores. Como dicen, "lo que es de uno es de uno" y habían personas y cosas que no eran para mí, y que aunque fueron muy difíciles de dejar y el proceso estuvo acompañado por mucho dolor y confusión, la tranquilidad que resultó de ello es la recompensa a la tristeza previa. Valió la pena.
2. Volví a ver a tu abuelita Patty. Las razones no fueron las ideales (precisamente su viaje se dio en ese proceso de cambio que se veía un tanto "peligroso", pero que afortunadamente sólo fue una falsa alarma), pero su visita de 37 días se dio en el momento oportuno... especialmente porque estuvo a mi lado cuando supe de ti. Y aunque no todo fue color de rosa (hay piedras en mi forma de ser en las que debo trabajar y que debo cambiar), volver a verla y a abrazarla fue de lo que mejor que me ha pasado en años. Espero pronto hacer lo mismo con tu abuelito Álvaro y tu tío Álvaro José para sentirme completa de nuevo.
3. Lo más importante, lo más significativo, lo que sin lugar a dudas dio un giro completo a mi vida: TU LLEGADA. Tú apenas estás por llegar, pero desde el 19 de mayo me convertiste en mamá, una condición, un estado, una necesidad que tenía desde hace mucho tiempo. Hacía muchos años que quería tener un bebé, pero ni mis más altas expectativas han llegado a alcanzar la realidad de lo que es tenerte dentro de mí. Eres lo más maravilloso que me ha pasado y doy gracias a Dios y a la vida por darme esta grandísima oportunidad, por traerte a mí y ponerme el gran reto y la gran responsabilidad de ser tu mamá.
Mi más grande logro no serás tú, mi Alejo. Mi más grande logro será convertirme en la mejor mamá que puedas imaginar, porque indudablemente lo mereces todo. Porque agradecerte por llegar a mí no será nunca suficiente y por ello, desde el 19 de mayo de 2010, doy lo mejor de mí día a día para alcanzar a ser digna de lo que eres: mi mayor tesoro.
Soy demasiado afortunada por saberte y tenerte. Y doy un millón y más de gracias a este año por traerte a mí.
Total y literalmente: TE ADORO, MI ALEJANDRO.