viernes, 11 de febrero de 2011

Y llegó la hora: YA NACISTE, MI PEQUEÑITO!!!!

Han pasado 42 días de este año 2011; los mismos 42 días hace que no te escribo. Curiosamente te digo que ha sido complicado escribirte y no porque no te quiera, sino porque no he podido por falta de tiempo: TODO LO OCUPAS TÚ!!!

Así es: desde hace cuatro semanas cuento con la dicha de tenerte conmigo. YA ESTÁS AQUÍ!!! Lo que tanto soñé: verte, escucharte, abrazarte, olerte ya es una realidad y se ha convertido en mi razón de mi vida. Tú eres la razón de mi vida.

Todo ocurrió el viernes 14 de enero de 2011. Desde hacía nueve días nos acompañaba Gloria, la mamá de nuestros primos Harold y Nathalia... nuestra tía :) Ella y Alejandro Potes, mi mejor amigo y tu tío nos llevaron a la Clínica del Country, donde nos esperaba el doctor Juan Carlos Ramírez, mi ginecólogo desde que llegué a Bogotá y quien nos cuidó durante los nueve meses que estuviste dentro de mí.

En la sala de preparación, un par de horas antes de tu llegada... o salida??? Jejeje!!!
Como mi pelvis no cedió, tu cabecita nunca se encajó y estuviste flotando hasta el último momento. Por esta razón el doctor decidió que nacieras por cesárea (es decir, que me "abrió" una parte del abdomen, abajito de donde tú estabas en mi barriguita).

Todo se preparó y fue así como ese viernes a las 12.10 del mediodía escuché tu llanto por primera vez. Por encima del "teloncito" que tapaba al doctor y las enfermeras vi tus nalguitas y luego te pusieron a mi lado. Tu cabeza llena de pelito fue lo primero que vi ahí. Luego te voltearon y vi tu carita, tan hermosa y perfecta desde el principio. Curiosamente estornudaste en mi cara (lo que me hizo reaccionar y sonreír, pues estaba pasmada por la impresión y el no-creerme que ya estuvieras afuera) y eso hizo que abrieras tus grandes ojos oscuros y cruzáramos miradas por primera vez. Fue un momento mágico.

Te llevaron para medirte, pesarte, vacunarte y vestirte. Mediste 51 cms y pesaste 3.140 grs; en palabras del doc y las enfermeras naciste grande :) Durante ese lapso de tiempo en el que te preparaban y a mí me acomodaban el cuerpo y me cerraban la rajita por la que saliste, tu llanto fue la permanente y lo que me mantuvo despierta y con la certeza de que ya estabas afueras. Ahora sí que estaba aquí el momento para ser mamá de verdad verdad.

Te vistieron hermoso y el doc te sacó para que mi tía te viera. La pequeñita tuvo la maravillosa oportunidad de ser la primera persona cercana en mirarte y cargarte. Ella ha estado con nosotros durante este casi mes y te quiere muchísimo. Luego tu tío Alejandro pasó por la clínica y no se fue hasta que te sacaron de nuevo. Así es él: logra lo que quiere. Algo que espero tú aprendas :)

Arriba: con tu tía Gloria, quien tuvo la fortuna de cargarte "de primeris". Nosotros aún tenemos la fortuna de tenerla con nosotros. Abajo: con Alejo, tu tío-tocayo, que nos ha acompañado desde siempre y te adora :)

Mientras tanto, a mí me llevaron a la sala de recuperación para que se me pasara el efecto de la anestesia (que me aplicaron en la espalda y permitió que tu salida no fuera dolorosa). Como me dijeron que hasta que pudiera mover las piernas te llevarían, estuve dos horas tratando de moverlas hasta que lo conseguí. Te llevaron, me enseñaron cómo debía ponerte en mi pecho para alimentarte y fue así como tomaste teta por primera vez. Fue muy raro... hermosamente raro.

Tu primera comida, dos horas después de que naciste.
Después de un rato de espera, finalmente nos llevaron a la habitación 554, donde estuvimos juntitos y cómodos y tuvimos la oportunidad de continuar conociéndonos... tal como lo hemos hecho hasta ahora.

La evidente dicha de tenerte conmigo.
Nada de lo que pude haberte escrito durante los meses de espera puede expresar lo que significa tenerte aquí. En realidad nada de lo que pueda decir o hacer puede dar un mínimo indicio de lo que me haces sentir, de lo que siento cada vez que te miro, que te cargo y huelo tu cabecita lleba de pelito suave y bonito o cómo se siente tu piel suavecita en mis manos algo toscas o cómo me matas con esos ojazos negros que miran fijo y profundo, como estudiando y memorizando cada cara, cada risa, cada esquina. Y qué tal tu forma de buscarme cuando escuchas mi voz ronco-nasal?

¡¡¡CADA COSA QUE HACES ES MARAVILLOSA!!!

Se hace tarde y debo descansar, porque en unas horas te despertarás a comer y a querer que te apapachemos... y así lo haremos tu tía y yo, con todo el amor que tenemos por ti sin que lo hayas pedido.

Cada día, cada minuto es un aprendizaje para mí. Eres un misterio absoluto que me descresta y me motiva a ser día a día la mamá que te mereces: LA MEJOR.

TE AMO CON TODO MI YO, ALEJANDRO.